Se inicia el equoloquio con una introducción en la que se plantean cuestiones como el empoderamiento de la ciudadanía en materia energética poniendo ejemplos europeos como la ciudad de Hamburgo.
Se recuerda la fusión Iberduero-Hidrola y cómo ha sido la transición hacia una única empresa que se basa solamente en beneficios obviando tanto a clientes como a su propio personal. De la misma manera se apunta que la distribución eléctrica también la realizaban empresas pequeñas siendo Autol de los pocos municipios actuales y locales que se mantienen con entidades familiares. En el sentido de las renovables, se refiere que hubo un abuso en cuanto a fotovoltaicas, que ahora se encuentran fuera de mercado y nadie las compra ya por este motivo.
Volviendo al presente, hablamos de la certificación energética, que empieza a ser obligatoria para aquellas casas que salen a la venta y alquiler y que lo más común es encontrarnos con etiquetas “E” o “D” pero difícilmente una “A” a no ser que el edificio se haya construido con tal fin.
En términos nacionales, España es el país que más cara paga la energía en el continente y paradójicamente, por ejemplo, este mes ha sido el país que más energía renovable ha producido y por tanto, cuando más bajo ha estado el precio…¿pagamos más porque no usamos nuestra propia energía renovable? En este sentido, se habla de los datos de coste de los diferentes tipos de energía recogidos por Jorge Morales de Labra, en el que el megawatio producido por plantas de nueva construcción sería más barato con fotovoltaica y eólica. Podemos producir el doble (según fuentes el triple) de lo que necesitamos aunque se siga escuchando popularmente que “tenemos que comprar la energía a Francia” (que es falso, consultar datos oficiales de REE), a la cual sí le pagamos por mantener parte de nuestros residuos nucleares.
Se compara la situación Alemania-España; quizás porque tenían un mayor nivel de contaminación, porque existe una mayor concienciación o porque existe una mayor representación “verde” entre otras causas, en el país germano apuestan más por las energías renovables y se pone por ejemplo de esta relación cómo clientes alemanes exigen a algunas bodegas algún tipo de certificación que demuestre que utilizan este tipo de energías.
Se ha incrementado hasta llegar a ser un 60% de nuestra factura el término fijo con la justificación de ayudar a las familias numerosas, cuando precisamente han sido las familias en más delicada situación las más desfavorecidas con la espectacular subida del término fijo. El efecto provocado es que un número significativo de la población se ha bajado la potencia de las facturas, recaudándose por este concepto menos que antes de la medida.
Se hace hincapié en la necesidad de informar a las personas de cuáles son las medidas concretas para bajar de forma efectiva e inmediata su factura, ya que esto promoverá además una mayor concienciación del consumo responsable, y se hablan por ejemplo de bajar la potencia de nuestra factura o cambiar los aparatos a bajo consumo (indicando por ejemplo dónde comprar a precio asequible) y también, a medio-largo plazo acciones como cambiarse a cooperativas como Som Energia o incluirse en grupos como “Por un nuevo modelo energético”. Esta información se propone en forma de charlas en diferentes localizaciones y sectores, así como acciones de calle como recogidas de firmas y mesas informativas.
Sin embargo y además de la necesidad de bajar el consumo, recordar a la ciudadanía que forma parte del 40% de la factura y que el otro 60%, la parte fija, la podremos cambiar fundamentalmente haciendo uso de nuestro voto a opciones políticas que aporten una visión radicalmente distinta del mercado eléctrico y de empoderamiento ciudadano del mismo desde las renovables.
Se apunta por si es de interés que el próximo 4 de abril, Som Energia hablará en el Ateneo de la factura eléctrica, y también celebrará que en La Rioja ya hay más de 100 personas socias desde enero de 2014.